El desarrollo de las nuevas tecnologías, el uso de internet y las redes sociales han cambiado la forma en que las personas vivimos, nos comunicamos y nos relacionamos; nos han traído múltiples consecuencias positivas que nos han permitido realizar cosas novedosas, así como hacernos más fáciles algunas tareas (mantener relaciones con otras personas de cualquier lugar del mundo, conocer lugares exóticos, acceder de forma inmediata a gran cantidad de información, etc.). Sin embargo, también suponen ciertos riesgos y peligros. Aunque ya abordamos los posibles problemas internet en este blog anterior, hoy nos centramos en cómo pueden estar influyendo en la adolescencia, período sensible donde la personalidad aún está formándose.
Algunas cifras para empezar
¿Por qué merece la pena trabajar cómo pueden afectar la tecnología e internet en la adolescencia? Si nos fijamos en algunas cifras, rápidamente nos hacemos una idea la gran magnitud que estos aspectos pueden tener los jóvenes:
- En España 91.5% de chicos/as entre 10 y 15 años usa ordenador y un 94,5% de ellos usa Internet, siendo esta cifra del 69.5% en los menores de 15 años. Reduciendo aún más la edad, encontramos que en niños/as de 10 años el 81,5% de ellos usa el ordenador, un 86,7% internet y un 22,% el teléfono móvil (datos recogidos por en el INE -Instituto Nacional de Estadística- en 2020; conociendo la tendencia al alza, es probable que en la actualidad estas cifras hayan incrementado).
- De nuevo en nuestro país, los datos revelan que los adolescentes pasan tantas horas al año conectados a internet (1.058) como en el instituto (1.054).
- Por último, el 38% de sus padres reconocen tener adicción al móvil, lo que les roba tiempo con sus hijos y les hace sentirse mal por ello (aunque se muestran incapaces de evitarlo).
Peligros existentes del uso de las tecnologías e internet en la adolescencia
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Formación y desarrollo de la personalidad
Las tecnologías, el móvil y las redes tienen un gran impacto en la formación de los adolescentes, pues es la ventana de conexión a una realidad online que se ha convertido en un escenario muy importante (si no más que la vida offline) a la hora de entablar relaciones con sus iguales. Esto tiene grandes repercusiones, pues socializar en esta etapa significa construir su propio “yo”.
El problema es que la interacción online promueve algunos mecanismos psicológicos distintos a las interacciones cara a cara: por ejemplo, no favorece la empatía, mientras se incrementa la comparación y validación social, compartiendo información sobre uno mismo que resalta solo los aspectos positivos del yo que se quieren potenciar y minimizando aquellos que se perciben como poco atractivos, creando una “falsa realidad” que pueden dar por válida.
De esta forma las personas, y especialmente los más jóvenes, necesitan están conectados de forma permanente. Esta evitación de la soledad a toda costa nos hace perder la oportunidad de tener tiempo con nosotros mismos, no teniendo espacio para la autorreflexión y el autoconocimiento (lo que es fundamental para los procesos de formación y consolidación de la identidad). Parece que todo en la vida ha de organizarse del exterior y hacia el exterior, en lo que Turkle describe con la expresión “Comparto luego existo”.
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Sexualidad
La sexualidad ocupa un lugar central en el abandono de la niñez y la transición a la adultez, es decir, en la adolescencia. A la curiosidad y el querer conocer y probar (que es universal y atemporal), debemos sumar el acceso fácil e inmediato a contenidos sexuales que permiten las nuevas tecnologías y que, en muchas ocasiones, resultan poco apropiados y/o violentos.
Entre los riesgos más frecuentes en esta área encontramos:
- Sexting: Consiste en la publicación de contenido sexual y erótico, a través de mensaje de texto, foto o video. La cuestión es que este material, una vez puesto en circulación, se difunde con facilidad y sin control, pudiendo ser reenviado de manera indiscriminada ocasionando humillación y acoso.
- Sextorsión: Se trata de un chantaje realizado con materiales online sexualmente explícitos con los que la persona acosadora trata de obtener algún beneficio, amenazando con la difusión del material que la víctima ha compartido.
- Pornrevenge: Significa «porno de venganza» y se refiere a la difusión no consentida de contenido sexual personal. La diferencia con respecto a la sextorsión en que esta difusión es pública y no tiene por qué ir acompañada de una extorsión o chantaje.
- Pornografía y atención sexual no deseada: La pornografía, especialmente si es violenta, puede alterar la idea que los adolescentes se forjan sobre las relaciones sexuales y afectivas, produciendo percepciones erróneas sobre las expectativas (de sus conductas y de lo que resulta placentero).
- Grooming: Es una práctica de ciberacoso sexual donde un adulto se hace pasar por menor de edad para establecer vínculos emocionales y acercarse a otros menores con finalidad sexual (conseguir fotografías o vídeos con contenido sexual o mantener un encuentro).
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Violencia online
El acceso a contenido violento o sexualmente explícito de forma frecuente puede incrementar la agresividad, la desensibilización (llegando a la indiferencia hacia el sufrimiento) o mermar la capacidad para diferenciar la vida real de la ficción.
Algunos tipos de violencia online serían el ciberacoso, la radicalización online o los juegos y retos virales.
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Ciberengaño y desinformación
Internet es la principal fuente de información de los adolescentes. El peligro viene de que su inmadurez puede afectar a su capacidad de elección, cayendo en contenidos poco apropiados como páginas que defienden o promueven el consumo de drogas, la violencia animal, el racismo, la violencia sexual, el machismo, movimientos negacionistas de todo tipo, la intolerancia hacia lo diferente, etc. Además de otras páginas creadas con el objetivo de engañar y hacer daño.
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Adicciones online
Juegos y apuestas online, compras online, o algunas otras realidades como la nomofobia (fobia a no tener móvil), el “phubbing” (ignorar o menospreciar a quien tenemos al lado, al prestar más atención al móvil) o la tecnoferencia (interrupciones en la comunicación interpersonal causadas por la atención a los dispositivos tecnológicos personales).
Conclusión
Como hemos visto, un mal (o excesivo) uso de Internet puede tener efectos en la adolescencia a todos los niveles: a nivel interno puede afectar al bienestar psicológico y emocional de los jóvenes, así como a la formación de su personalidad. Además, a nivel externo, encontramos problemas como la obesidad (y los problemas de salud asociados), la disminución de la interacción social, el deterioro de la calidad de las relaciones con amigos y familia, falta de interés por la vida cotidiana y el fracaso escolar.