Internet es una herramienta que nos brinda muchas ventajas para desarrollar nuestras actividades, nos facilita el aprendizaje y nos permite una mayor conectividad (sin barreras físicas, espaciales o temporales). Sus utilidades y beneficios son indiscutibles, pero también conlleva múltiples riesgos, a los que la infancia y adolescencia están especialmente expuestos.

Teniendo en cuenta que al menos un 88% de los niños de 10 años utiliza algún ordenador y/o Internet, y que este porcentaje asciende casi al 100% entre los 10 y 15 años, se hace necesario conocer y educar sobre el uso de las tecnologías y los riesgos que entraña.

 

¿Cuáles son los principales riesgos en Internet?

Pérdida de privacidad
La manera en que gestionamos la información sensible (personal) sobre nosotros mismos en Internet va a conformar nuestra identidad digital. “Pensar antes de publicar” y establecer límites entre qué contenido debería ser privado y cuál público es fundamental para prevenir y reducir riesgos en este sentido.

 

Suplantación de la identidad

Ocurre cuando una persona accede a nuestros datos personales y se hace pasar por nosotros. Puede manifestarse con un uso inadecuado de nuestra imagen o nuestro nombre, un acceso a información personal y confidencial, un daño a nuestra reputación, etc.

 

Ciberbullying

Engloba el acoso de una o varias personas a otra a través de las tecnologías digitales (redes sociales, fotos, mensajería instantánea, correos electrónicos, …). Según un estudio de “Save the Children”, el 6’9% de los estudiantes españoles sufre ciberacoso (frente al 9’3% de acoso tradicional).

 

Adicción

Supone un uso abusivo y conflictivo de Internet a través de cualquier dispositivo electrónico, que conlleva una interferencia con el desarrollo habitual y normal de la vida de esa persona. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) este uso excesivo tiene las mismas consecuencias que la adicción a una sustancia o droga (dependencia, reducción de intereses hacia otros ámbitos de la vida, etc.). En este otro blog hablábamos más detalladamente sobre el tema..

 

Sexting

Se refiere al hecho de enviar o recibir imágenes o vídeos de contenido sexual a través de cualquier medio electrónico. Aunque al principio pueda ser una práctica voluntaria (donde la persona genera y comparte ese contenido de índole íntima y sexual de forma libre y deliberada), es importante ser consciente de que, una vez que ese material abandona nuestros dispositivos, perdemos el control sobre ello con los riesgos que esto entraña (difusión sin consentimiento, sextorsión, acoso, grooming,…). De hecho, según una publicación de “Internet Watch Foundation”, el 88% de las imágenes sugerentes subidas por menores de edad a sus cuentas en redes sociales, son recopiladas en portales de adultos.

 

Grooming

Es una práctica de ciberacoso sexual donde un adulto se hace pasar por menor de edad para establecer vínculos emocionales y acercarse a otros menores con finalidad sexual (conseguir fotografías o vídeos con contenido sexual o mantener un encuentro). Es una modalidad muy usada por pedófilos y pederastas, y que supone un delito que se ha triplicado en los últimos años.

 

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¿Qué podemos hacer ante estos riesgos?

La respuesta principal sería: prevención. Es decir, informarnos y formarnos todo lo posible sobre las nuevas tecnologías, Internet y las redes sociales. Sólo de este modo podremos combatir y/o minimizar estos riesgos, actuando como modelos (especialmente para los más pequeños) sobre un uso adecuado. Algunos consejos prácticos de seguridad incluyen:

  • Utiliza contraseñas seguras. Crea contraseñas únicas de varios caracteres que combinen mayúsculas, minúsculas, números y signos especiales. Este tipo de contraseñas otorgan mayor protección a nuestro contenido.
  • Configura tu privacidad. Revisa en la configuración hasta dónde tus datos e información están expuestos, y modifícala según tus necesidades y preferencias. Recuerda que si no quieres que algo sea público, lo mejor es no exponerlo.
  • Piensa antes de publicar. Sobre aquella información que expongas, pierdes el poder. Todo lo que se sube a Internet queda registrado y deja una huella digital.
  • Ten cuidado con la localización. Toda actividad en la red deja un rastro que es fácilmente identificable; más aún si tienes activada la ubicación.
  • Estate alerta sobre posibles ataques o situaciones sospechosas. Muchos de ellos requieren interacción por nuestra parte (hacer clic en un link, aportar datos personales, …)
  • En el caso de menores, acompañarlos en el uso de Internet y las redes sociales. Asesorarles, ayudarles y enseñarles qué usos son adecuados y cuáles no (del mismo modo que hacemos en la vida “off-line”, por ejemplo, al enseñar a montar en bicicleta). Supervisar (manteniendo la privacidad personal) y utilizar las herramientas tecnológicas que nos ayuden al control parental para delimitar los usos y contenidos a los que acceden.

 

Conclusión

El uso de Internet conlleva riesgos que afectan a todas las personas usuarias, no sólo a niños y jóvenes (aunque son especialmente vulnerables). Por eso, es recomendable conocer y tomar conciencia de los peligros que pueden afectar a nuestra privacidad y aprender qué hacer para poder evitarlos.

 

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