Mediación familiar, escolar y comunitaria
La mediación familiar es un sistema alternativo de resolución de conflictos. Pero es mucho más que eso. La mediación implica crecimiento, aceptación, comunicación, aprendizaje, respeto mutuo e inteligencia emocional. Es una vía pacífica y equitativa de afrontar los conflictos, intentando entender cómo se perciben y afrontan los problemas y las causas subyacentes desde una perspectiva colaborativa (trabajar con el otro y no contra el otro).
Es, por lo tanto, un servicio muy útil y una herramienta ágil y eficaz para llegar a un acuerdo mediante un procedimiento confidencial y voluntario que favorece la comunicación, el diálogo y la negociación, minimizando los daños.
Mediación familiar
La mediación familiar permite a las familias lidiar con sus conflictos (entre parejas, hijos, padres, abuelos,…), resolviéndolos de una manera pacífica a través de la empatía y la buena comunicación. De esta manera se podrán conservar las relaciones constructivas y aprender a cómo abordar futuros problemas de forma positiva.
Mediación escolar
Similar a la mediación familiar, la mediación escolar es un proceso de resolución de conflictos para estudiantes, profesores y/o familias, que fomenta un ambiente positivo y comprensivo, ayuda a disminuir la intimidación y el acoso (bullying) y, en definitiva, impulsa un ambiente escolar saludable.
Mediación comunitaria
Tiene como objetivo lograr una buena convivencia entre personas, suscitando comunidades constructivas, aquellas que resuelven los conflictos de manera positiva. De este modo, los distintos conflictos (entre miembros de una comunidad, propietarios e inquilinos, miembros de asociaciones, pequeñas empresas y consumidores,…) se afrontan, y las comunidades se fortalecen al afrontar de manera rápida y directa ese conflicto, previniendo futuros problemas.