Se acercan las vacaciones de Navidad y con ello, también las primeras calificaciones del curso. Las notas de este primer trimestre nos ofrecen información sobre cómo están afrontando los niños y adolescentes el año escolar y, aunque tienen un valor orientativo, nos deberían servir para hacer una crítica constructiva y tomar las medidas necesarias (tanto si son positivas como si no están a la altura de lo esperado).
¿Qué hacer si los resultados no son tan buenos como esperábamos?
Al comienzo de curso, es frecuente encontrarnos con notas malas o calificaciones por debajo de lo que estamos acostumbrados (cada nuevo curso escolar es más exigente que el anterior y es necesario adaptarse a la nueva clase, asignaturas, forma de evaluar, mayor estudio, …). Sin embargo, conviene analizar a qué se deben estos resultados (muchas veces lo achacamos a falta de esfuerzo y dedicación, cuando existen otros motivos como la organización o falta de herramientas oportunas) para poder tomar las medidas necesarias y que no se convierta en un problema mayor que afecte a otras áreas (autoestima, relaciones sociales, etc.).
Entonces, ¿qué podemos hacer como padres en estos casos?
- Conocer los fallos. Para esto, es fundamental mantener una conversación con nuestros hijos para que nos cuente qué problemas o dificultades ha encontrado durante este trimestre. También puede ser necesario establecer una reunión con el profesorado para averiguar dónde está el problema, detectar posibles dificultades de aprendizaje y establecer unas pautas de colaboración entre el centro escolar y la familia.
- Refuerzo positivo. Tenemos que prestar especial atención a los mensajes que lanzamos a los estudiantes. Mensajes negativos como “eres un vago” o “nunca te enteras de nada”, generan unas etiquetas que los niños/adolescentes asumen, repercutiendo de forma muy negativa en su autoestima, asimilando que no son capaces y perdiendo totalmente la motivación. Cambiar esos mensajes por otros más positivos, centrados en los posibles cambios y en la confianza que tenemos en ellos -por ejemplo, “en la siguiente evaluación vas a poder hacerlo mejor”, “tú puedes conseguirlo” o “te vamos a ayudar a mejorar”-, fomentarán la motivación y mantendrán una mejor actitud ante el estudio.
- Ajustar horarios y actividades. Una buena planificación debería permitir al estudiante tener tiempo para realizar distintas tareas (deberes y estudio, actividades extraescolares para desconectar, descanso, …). Lo importante es saber organizarse y dedicar el tiempo oportuno a cada una de ellas. Muchas veces no se trata de dedicar más tiempo, si no que éste sea de provecho y de calidad.
- Aprender y mejorar los hábitos y técnicas de estudio. Dotar a los estudiantes de las estrategias suficientes y necesarias para que su tiempo y esfuerzo sea de calidad y se vea reflejado en los resultados. Es fundamental realizar una planificación personal (que variará según edad, curso, capacidades y circunstancias de cada persona) y enseñar métodos eficaces de estudio (primera lectura rápida, lectura comprensiva, subrayado, esquemas, resúmenes, técnicas de memorización, …).
Si quieres saber más sobre estas técnicas, tenemos una entrada dedicada en exclusiva a este tema.
Conclusión
Como en otros ámbitos de la vida, el fin de año (en este caso, el fin de curso escolar para las vacaciones navideñas), supone un momento de balance. Conocer las cosas que funcionan y ser consciente de los errores que se han cometido es fundamental para lograr el éxito académico.
Entre otras cosas, una de las claves está en adquirir unos hábitos de estudio y aprender a usar de forma adecuada las técnicas de estudio. Este proceso requiere un aprendizaje y puesta en práctica, que, desde Sagüés Psicología llevamos a cabo mediante un programa/taller de forma individual y grupal. ¡Tú puedes conseguir ser el estudiante que quieres ser!
Puedes contactar con nosotros para solicitar una cita.