Introducción
El autocontrol es la capacidad consciente de regular los impulsos de forma voluntaria, lo que permitirá encontrar y alcanzar el equilibrio personal. Se trata de una habilidad compleja, puesto que están involucradas las emociones, los pensamientos y las conductas, así como la toma de decisiones. Veremos 7 consejos prácticos para enseñar a los niños a controlar sus impulsos.
Las personas que presentan dificultades en el control de impulsos pueden tener problemas en alguno (o más de uno) de estos aspectos, lo que conllevará a la realización de comportamientos poco reflexivos y meditados, sin tener en cuenta las consecuencias que puedan plantear.
Por tanto, podríamos definir una conducta impulsiva como aquella que se realiza para obtener una satisfacción inmediata, sin valorar las consecuencias -tanto para la propia persona como para los demás- y que se efectúa de forma automática (ausencia de sensación de control).
Las conductas impulsivas en la infancia
Es muy común que los niños y las niñas presenten conductas impulsivas, sin reflexión ni comprensión de las posibles consecuencias. Si, como hemos comentado, aprender a controlar los impulsos no es una tarea sencilla, lo es mucho menos a edades tempranas, pues su corteza prefrontal (zona del cerebro responsable de la planificación motora, la organización y la regulación) aún está en proceso de desarrollo.
Es importante diferenciar entre una impulsividad adecuada y acorde al nivel del desarrollo del niño y sus circunstancias y una impulsividad problemática (por la intensidad, frecuencia y/o gravedad de las conductas). Aunque en ocasiones esta distinción puede ser compleja (si se plantean dudas lo mejor es consultar con un especialista, psicólogo o pediatra que pueda evaluar mejor el caso), algunos comportamientos impulsivos serían:
- Conductas inapropiadas para llamar la atención de otras personas
- Dificultades para cumplir las normas y reglas establecidas
- Agresividad con otros niños y niñas (patadas, golpes, empujones, mordiscos)
- Dificultades para esperar su turno en juegos y conversaciones
- Problemas para esperar en fila
- Reacciones desproporcionadas ante errores y correcciones
7 consejos prácticos para enseñar a los niños a controlar sus impulsos
El control de impulsos no es algo innato. Es decir, se puede aprender y enseñar, por lo que trabajar en ello desde la infancia es fundamental para desarrollar la inteligencia emocional y resolución de problemas. Algunas de las estrategias que podemos utilizar son:
- Enseña a identificar las emociones. Solo si el niño es capaz de conocer sus sentimientos y diferenciarlos de sus conductas, podrá llegar a controlar sus impulsos. Por ejemplo, podrá entender que es normal sentir enfado, pero que no es adecuado reaccionar insultando o pegando a otras personas. De este modo, buscará otras alternativas de conducta más saludables frente a esa emoción.
- Desarrolla habilidades de escucha. Resulta esencial enseñar a los niños a escuchar todas las instrucciones y asegurarnos que las han entendido (por ejemplo, pidiendo que nos las repitan) antes de realizar ninguna conducta.
- Enseña a manejar la ira. Es importante instruir a los más pequeños en el manejo y control de la ira para que puedan relajarse y molestarse cuando estén enfadados. Algunos ejemplos serían la técnica de la tortuga, el semáforo o el volcán (puedes conocer más sobre ellas en nuestras publicaciones de Instagram).
- Actúa como modelo de conducta adecuado. Los niños y las niñas son como esponjas, absorben todos los estímulos que les rodean, pero priorizan el ejemplo a las palabras. Por ejemplo, si les decimos que deben calmarse, pero lo hacemos tensos y gritando, les estaremos mandando un mensaje contradictorio, y darán más importancia a cómo nos comportamos que a lo que les estamos diciendo.
- Deja que resuelvan problemas por sí mismos. Es importante que los niños vayan adquiriendo la capacidad de identificar situaciones problemas, valorar distintas opciones y tomar decisiones de forma reflexiva y lógica. Una estrategia eficaz para fomentar la resolución de problemas es el entrenamiento en auto instrucciones.
- Establece reglas claras y firmes. Mantener límites ayudará al niño a saber que puede y que no puede hacer, además de las consecuencias de no cumplir las normas.
- Promueve la actividad física. Las personas físicamente activas tienen más facilidad para controlar sus impulsos. Si además es al aire libre y mediante juego en equipo, la competición (siempre que sea controlada y supervisada) les ayudará a la resolución de problemas, a la búsqueda de conductas no violentas y fomentará unas buenas relaciones interpersonales.
Conclusión
Muchos de las dificultades en el comportamiento infantil están asociadas a un déficit en el control de impulsos. Aunque no es sencillo, es esencial enseñar desde la infancia las diferentes habilidades que son necesarias para tener un buen autocontrol. De lo contrario, es probable que esas dificultades se extiendan a la etapa adulta con las repercusiones negativas derivadas de estas conductas impulsivas.
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