¿Es cierto que en otoño e invierno el estado de ánimo es más bajo en general? ¿Los días grises afectan a nuestro estado de ánimo o se trata sólo de un mito?
Es probable que hayas escuchado alguna vez que los días de menos luz y lluvia afectan a nuestro humor, mostrándonos más decaídos y apáticos. Esta sensación, que se da con bastante frecuencia, se debe a una disminución de los niveles de vitamina D.
¡Analicemos qué papel juega esta importante vitamina en nuestras vidas!
Antes de nada… ¿Qué es la vitamina D?
Como todas las vitaminas, la vitamina D es una sustancia que permite un adecuado y correcto funcionamiento del cuerpo. En concreto, es la encargada de regular los niveles de calcio y fósforo (imprescindible para un buen desarrollo de los huesos y el esqueleto), así como de modular el sistema inmune.
Pero, además de influir de manera determinante en la salud física, también influye en nuestro estado de ánimo. Se ha documentado la existencia de receptores de vitamina D en el cerebro, que influyen tanto en el correcto crecimiento, en la relación entre las células, la actividad neuronal y la producción de serotonina. Recordemos que la serotonina es conocida como “la hormona de la felicidad”, ya que es un neurotransmisor muy implicado en el control de las emociones y el estado de ánimo: cuando aumentan los niveles de serotonina, se generan sensaciones de bienestar, relajación y satisfacción.
La vitamina D se puede obtener de tres formas distintas:
- Alimentación. Aunque son pocos los alimentos que contienen esta vitamina de manera natural, la podemos encontrar en pescados como el salmón y el atún, hígado o yemas de huevo.
- Suplementos multivitamínicos.
- El sol, mediante la síntesis de la piel por la exposición a los rayos UVB de la luz solar.
Entonces, ¿cómo afecta la vitamina D al estado de ánimo?
Algunos estudios han encontrado una clara correlación entre unos niveles bajos de vitamina D y el trastorno afectivo estacional. Este trastorno (que afecta en torno al 10% de la población) consiste en cambios del humor frecuentes en la depresión -tristeza, ansiedad, irritabilidad, anhedonia, astenia, dificultad para concentrarse…- que se producen habitualmente en otoño e invierno (coincidiendo con la época del año donde las horas de luz son menores) y se resuelve en primavera. Por ello, los pacientes con este trastorno afectivo estacional suelen beneficiarse de la terapia lumínica o fototerapia.
Es decir, que la deficiencia de vitamina D puede asociarse a una mayor probabilidad de aparición de síntomas depresivos y de ansiedad, considerándose uno de los muchos factores que contribuyen a la aparición de estos trastornos.
Sin embargo, no se ha podido establecer una relación causal: no se ha podido determinar con claridad si ese déficit en la vitamina D es el causante de un estado anímico bajo o si, por el contrario, es la depresión y sus consecuencias (disminución de actividades al aire libre, errores alimenticios, menos exposición solar, etc.) las que provocan esa reducción de la vitamina D.
Conclusión
Aunque no se pueda establecer una relación causa-consecuencia, la importancia de la vitamina D para un correcto desarrollo (físico y mental) es evidente. Por lo tanto, es fundamental favorecer la producción de esta vitamina a través de la exposición a los rayos de sol (¡siempre con protección!), la realización de actividades al aire libre y una adecuada alimentación que nos aporte todos los nutrientes necesarios.
Por supuesto, si presentas un gran sentimiento de tristeza, ganas de llorar, pérdida de interés o placer en la mayoría de las actividades cotidianas, alteraciones en el sueño o en el apetito, falta de concentración, … de manera casi constante, de forma que casi es el centro de tu vida e interfiere de manera notable en tu funcionamiento y desempeño habitual, busca ayuda psicológica. Puedes ponerte en contacto con nosotros. ¡Podemos ayudarte!
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