Los trastornos de la conducta alimentaria son problemas graves relacionados con los patrones de alimentación y que resultan peligrosos y nocivos para la salud (física, mental e interpersonal) de las personas.
En los últimos años se han producido grandes cambios relacionados con el ideal de belleza en las sociedades industriales. El patrón ideal de delgadez se ha ido imponiendo, con connotaciones que superan los significados propiamente físicos y estéticos: estar delgado/a no es sólo signo de belleza, sino también de éxito y autocontrol. Este cambio social ha influido de manera determinante en el aumento de la prevalencia e incidencia (en los últimos 10-20 años se ha duplicado) de estas alteraciones alimentarias.
¿Cuáles son los trastornos de la conducta alimentaria más comunes?
Los tipos de trastornos alimenticios más comunes son:
- Anorexia nerviosa. Las personas con anorexia se caracterizan por:
- Temor intenso por aumentar de peso. Se genera una pérdida de peso significativa a través de la reducción de la ingesta (a menudo comienza con una eliminación de alimentos con alto contenido calórico, pero termina con una dieta limitada a unos pocos alimentos), utilización de purgas o ejercicio físico intenso. El miedo a ganar peso es totalmente desproporcionado y limita gravemente las otras áreas de la vida de la persona.
- Importante alteración en la percepción de la figura o el tamaño corporales, con una autoestima intensamente dependiente de la forma y el peso del cuerpo.
- En mujeres pospuberales suele darse también amenorrea.
- Otros síntomas físicos como estreñimiento, dolor abdominal, intolerancia al frío y diversos problemas metabólicos.
- Bulimia. Las personas con bulimia nerviosa:
- Episodios de ingesta de grandes cantidades de comida con sensación de falta de control (atracones). Esta conducta puede producirse en la intimidad debido a la vergüenza y culpabilidad que genera en la persona.
- Conductas inadecuadas para compensar o corregir los atracones: vómitos, laxantes, diuréticos, pastillas para perder peso, ayuno o ejercicio físico excesivo. El objetivo de todas ellas es mitigar los efectos del atracón, que generan fuertes sentimientos de autor repulsa y culpa.
- Evaluación de sí mismos/as basada excesivamente en el peso y su aspecto corporal.
- Trastorno por atracón. Se caracteriza por:
- Episodios repetitivos de voracidad (comer en exceso, es decir, más rápido o más alimentos de los que se tiene pensado), incluso sin tener sensación de hambre y con un sentimiento de falta de control.
- Emociones de culpa, enfado o vergüenza tras los atracones.
- No intentan compensar esa conducta con procedimientos drásticos para perder peso (no siguen dietas severas ni practican purgas o ejercicio desmesurado).
- Pueden presentar peso normal, sobrepeso u obesidad. No tienen insatisfacción con su imagen corporal.
¿Cuál es la causa de los trastornos de la conducta alimentaria?
Este tipo de trastornos no tienen una única causa, sino que deben ser entendidos desde una perspectiva multidimensional. Es decir, son el producto final de un conjunto de fuerzas (genética y biológica, ambiental, psicológicas y sociales) que interactúan como factores predisponentes, desencadenantes y perpetuantes. Algunos de estos factores son:
- Imagen corporal distorsionada y/o negativa
- Preocupación excesiva por la figura, el aspecto físico o el peso.
- Seguimiento de dietas desde edades tempranas.
- Personalidad demasiado perfeccionista.
- Baja autoestima.
- Problemas de salud mental como ansiedad, depresión o trastorno obsesivo-compulsivo.
- Tener antecedentes familiares de trastornos de la conducta alimentaria.
¿Se pueden prevenir los trastornos de la conducta alimentaria?
No existe una manera de absoluta prevención de estos trastornos, pero sí podemos desplegar algunas estrategias para ayudar a crear e instaurar conductas y hábitos alimentarios saludables desde la infancia:
- Crear relaciones adecuadas con los alimentos, evitando hacer dietas y estimulando una alimentación equilibrada con porciones razonables.
- Establecer una buena comunicación, corrigiendo percepciones e ideas equivocadas acerca de la comida y educando en los riesgos de hacer elecciones alimentarias poco sanas.
- Reforzar una imagen corporal saludable, evitando críticas corporales, entendiendo los cambios de los cuerpos en desarrollo y enviando mensajes de aceptación y respeto. Esto fomentará una buena autoestima, que será clave para gestionar circunstancias complicadas como la adolescencia.
- Mantener un buen control médico. Los registros de estatura y peso, índice de masa corporal, hábitos alimenticios, … Servirán como indicadores tempranos de un trastorno de la conducta alimentaria, fundamental para realizar un diagnóstico precoz y una intervención ajustada.
Conclusión
Los trastornos de la alimentación son cada vez más frecuentes. La mayoría se caracterizan por fijar de forma excesiva la atención en el peso, la figura corporal y la comida, generando conductas dañinas. Estas conductas pueden desencadenar otras dificultades y enfermedades físicas (corazón, aparato digestivo, boca y dientes, …)
Es habitual que se manifiesten (sobre todo en mujeres) en la adolescencia y primeros años de la adultez, pero podrían aparecer a cualquier edad. Es importante conocer y estar alerta de los diferentes signos y manifestaciones para poder establecer un tratamiento integral que permita adquirir (o recuperar) unos hábitos alimentarios más saludables.