Relaciones tóxicas

 

Cualquier relación, y más si es de pareja, puede resultar complicada en ciertas circunstancias. Sin embargo, en ocasiones estos problemas van más allá y nos encontramos ante relaciones (de amistad, de trabajo, familiar o de pareja) tóxicas.

 

¿Qué es una relación tóxica?

Una relación tóxica es aquella donde (a pesar del cariño y amor) una o ambas personas sufren y desarrollan actitudes y conductas inadecuadas, que pueden suponer cierta vulnerabilidad mental y psicológica para la otra parte. Estos signos de alerta suelen ser sutiles, indirectos y subjetivos, lo que dificulta tomar conciencia de lo inoportuno de estos comportamientos. El resultado es que las personas se “enganchan” y quedan atrapadas en una peligrosa dinámica negativa de la que es difícil salir.

 

¿Qué caracteriza las relaciones tóxicas?

Como hemos comentado, en muchas ocasiones la persona que está inmersa en relaciones tóxicas no es consciente de ello. El amor y cariño que siente hacia la otra parte de la pareja puede ensombrecer el propio juicio, llegando a perdonar cosas que se consideraban intolerables. De hecho, es muy probable que la persona acabe por “normalizar” esas actitudes tóxicas ante su familia y amigos, incluso ante sí misma.

Por eso es importante conocer algunas de las señales que nos permiten identificar una relación tóxica. Esto también nos ayudará a romper algunos mitos del “amor romántico”, que crea, mantiene y fomenta algunas actitudes tóxicas y peligrosas basadas en la desigualdad:

  • Actitudes de celos y control. La falta de confianza (o una confianza deteriorada), convertirá a una de las partes en una persona posesiva, y a la otra en víctima de los celos y desconfianza de su pareja. Controlar los gastos, revisar el móvil o las redes sociales, prohibir relacionarse con otras personas, usar el chantaje emocional en beneficio propio o un exceso de sobreprotección, son algunos ejemplos. Aceptar estas conductas, conllevará una pérdida de espacio personal y propio muy necesario.
  • Faltas de respeto y conflictos frecuentes. Incluye cualquier forma de menospreciar y denigrar a la otra persona: exigencias y malos modos, críticas explícitas o indirectas (bromas, burlas) sobre las cualidades, competencias o personalidad de la pareja, minimizar los méritos y/o problemas de la otra parte, culpabilizar a la otra persona de las dificultades personales, etc. El resultado suelen ser sentimientos de inferioridad e incapacidad.
  • Intimidación y control. Una de las partes se muestra furiosa (incluyo llegando a perder el control) cuando se realiza alguna crítica o desacuerdo con su opinión. De este modo, la otra parte evitará tratar ciertos temas, dar su opinión o decir/hacer algo inapropiado. La persona está condicionada, controlada y chantajeada por las reacciones de la otra parte.
  • Inducción de culpa. Un parte de la pareja trata de obtener el control haciendo sentir mal a la otra persona al culpabilizarle (de la situación o de los propios problemas laborales o con otras personas).
  • Conductas inadecuadas en el ámbito sexual. La vida íntima y sexual es insatisfactoria o poco activa: se hace por complacer o evitar enfados, se utiliza como medio de chantaje o existen comparaciones con otras personas.
  • Sentimientos de infelicidad. Sentimientos de soledad e insatisfacción con la relación y/o con uno mismo/a o bien excesiva dependencia (“sólo él/ella puede hacerme feliz”, “sin él/ella no soy nada”, “no podré vivir sin él/ella”, etc.)

 

¿Por qué existen relaciones tóxicas?

Los motivos por los que se llega a mantener una relación tóxica son amplios. Algunas de las razones más frecuentes son:

  • Baja autoestima. Si la visión de nosotros/as mismos/as (percepciones, valoraciones y sentimientos hacia uno mismo) son negativos, no nos sentiremos dignos de ese amor o pensaremos que nadie más nos podrá querer.
  • Creer que somos a solución a los problemas de la otra parte. Pensar que tenemos la capacidad de aliviar el malestar de otra persona y que podemos hacerle cambiar. Estos pensamientos sólo conllevarán frustración y malestar.
  • Dependencia emocional. Considerar que la otra persona será capaz de suplir nuestras propias carencias afectivas.
  • Inseguridad y miedo a la soledad. El temor a quedarse solo/a puede hacer que se tolere cualquier tipo de relación, a pesar de que ésta pueda hacer sentir mal a la propia persona.
  • Miedo a la incertidumbre, a salir de la propia zona de (falso) confort. Se prefiere mantener una relación tóxica por comodidad, por la dificultad de afrontar y empezar nuevos retos y etapas.

 

Cualquier relación, y más si es de pareja, puede resultar complicada en ciertas circunstancias.¿Qué hacer en estas situaciones?

Las relaciones tóxicas son algo que hay que tratar de evitar, pues producen verdadero malestar e insatisfacción.

A pesar de que mantener una relación amorosa no es fácil (existen muchas dificultades y problemas que se deben abordar desde la comunicación y el respeto) una cosa es evidente: el amor no es malestar, dependencia ni miedo, sino todo lo contrario. Es libertad y satisfacción, bienestar y plenitud. Si no existen estos sentimientos, quizás la relación no sea la idónea.

Cualquier persona es vulnerable de “caer” en una relación tóxica. Por eso, si te sientes atrapado/a en este tipo de relación y te resulta complicado romper esa dinámica, recurre a la ayuda de un psicólogo/a. Un especialista te guiará a través de una terapia adecuada para poder ayudarte a terminar con esa situación y lograr otro tipo de relación que resulte más enriquecedora para tu vida.

 

Si estás o conoces a alguien que esté pasando por esta situación, puedes contactar con nosotros para solicitar una cita y poder reconducir la situación.

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