La sexualidad es una parte central, natural y saludable de todos los seres humanos. Nuestra sexualidad incluye muchos aspectos como son el sexo, la identidad de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexual. Es por ello que pueden surgir algunos problemas sexuales.
La sexualidad puede ser considerada como fuente de enriquecimiento individual y/o de las relaciones íntimas y de pareja o, por el contrario, como algo negativo y perjudicial.
Los problemas sexuales se refieren a las dificultades -físicas o psicológicas- que suponen una experiencia subjetiva de malestar para la persona, limitándola e impidiéndole disfrutar con plenitud de su sexualidad. También se incluiría se incluirían en estas categorías las parafilias o desviaciones sexuales, donde la existencia de ciertos comportamientos sexuales genera malestar a otras personas.
La respuesta sexual humana
Aunque las fases de la respuesta sexual humana no están bien delimitadas en la práctica (ya que existe gran variabilidad entre personas, y más aún entre hombres y mujeres), podríamos diferenciar las siguientes etapas:
- En esta fase los aspectos psicológicos y sensoriales son fundamentales, ya que engloba el conjunto de pensamientos, emociones y sensaciones que incrementan la lívido.
- Excitación. Comprende los cambios fisiológicos derivados de mantener un alto nivel de deseo. Tanto en el hombre como en la mujer se produce un rubor sexual, el aumento de la tasa cardíaca y de la presión arterial. Las manifestaciones femeninas son el inicio de la lubricación y dilatación vaginal, erección de los pezones y el aumento del clítoris; en el hombre comienza la erección del pene, aumento y elevación de los testículos e incremento del grosor del escroto.
- Meseta o mantenimiento. Al mantenerse la estimulación sexual, la tensión sexual sigue aumentando con unas sensaciones que preceden y predisponen al orgasmo.
- En esta fase de produce la descarga involuntaria y repentina de la tensión sexual al alcanzar su máximo nivel. Es el clímax, donde se producen las manifestaciones fisiológicas más importantes: en el hombre, se produce la eyaculación del fluido seminal y en la mujer (donde no existe un patrón único de respuesta) la plataforma orgásmica se contrae de manera rítmica.
- Resolución. Existe una pérdida progresiva de la tensión sexual y una vuelta gradual a los niveles basales (frecuencia cardíaca, presión arterial, respiración, contracción muscular, …) previos a la excitación. Los varones comienzan un periodo refractario, durante el cual es muy difícil conseguir una nueva erección y un nuevo orgasmo. Este tiempo tiene una duración variable, desde horas a minutos, según edad, estado de salud, etc.
Problemas sexuales
Tanto como hombres como mujeres pueden experimentar una amplia gama de disfunciones sexuales, que conllevan una disminución en la satisfacción de su vida sexual y/o una pérdida de la gratificación en la relación de pareja o en la propia autoestima.
Cada vez son más frecuentes los trastornos de la sexualidad. Existen múltiples causas que influyen en esta área de nuestras vidas, y que pueden llegar a convertir la sexualidad en una fuente de malestar y frustración, por ejemplo: tener alguna experiencia sexual traumática, una educación afectivo-sexual inadecuada, alteraciones en las relaciones familiares y/o de pareja, anticipación al fracaso, trastornos psicológicos, tratamientos médicos, etc.
Podemos encontrar distintas disfunciones en cada una de las etapas:
- Las dificultades en esta etapa son cada vez más frecuentes, probablemente por nuestro estilo y ritmo acelerado de nuestra vida cotidiana. En este sentido nos encontramos con:
- Falta de deseo sexual: disminución o ausencia de fantasías sexuales y deseos de actividad sexual.
- Aversión al sexo: rechazo y evitación activa del contacto sexual.
- Excitación. Las dificultades sexuales que suelen afectar a esta fase son los problemas de excitación sexual en la mujer (incapacidad de obtener o mantener la respuesta de lubricación propia de esta fase) y los problemas de erección en el hombre (incapacidad para obtener o mantener una erección apropiada hasta el final de la actividad).
- Meseta y orgasmo. Se incluyen los problemas de anorgasmia (ausencia o retraso del orgasmo) y eyaculación precoz (orgasmo y eyaculación en respuesta a una estimulación sexual mínima antes, durante o poco tiempo después de la penetración, y antes de que la persona quiera)
También existen otros trastornos sexuales por dolor, donde se incluyen la dispareunia (dolor genital durante el coito que pueden sufrir tanto hombres como mujeres, siendo más frecuente en ellas) y el vaginismo (contracción de los músculos de la vagina que impiden la penetración vaginal).
Conclusión
La sexualidad es una parte fundamental de nuestro ser, que nos acompaña durante toda la vida. Por eso es un área importante de intervención. Comunicar y abordar los problemas sexuales puede ser complicado, ya que puede generar sentimientos de vergüenza, culpabilidad, fracaso personal y/o de pareja, … Esta situación no hace otra cosa que reforzar el trastorno, creando un círculo vicioso del que es difícil salir.
Buscar ayuda profesional (ya sea de forma presencial o a distancia) puede ser una buena opción en estos casos. En la mayoría de las ocasiones, estos problemas sexuales tienen un origen psicológico y, por tanto, el abordaje desde la psicología sexual es el método efectivo para tratar estas dificultades, superar el sufrimiento que producen y mejorar el bienestar global.
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