¿Alguna vez has tenido la sensación de no poder moverte al despertarte, siendo consciente de todo tu entorno, pero sin poder realizar ninguna acción física? Esto es lo que ocurre en la parálisis del sueño.
Pero… ¿En qué consiste la parálisis del sueño?
Es un trastorno del sueño en el cual la persona no puede hablar ni moverse (se produce una breve pérdida de control muscular, atonía, con una sensación de parálisis total) al despertarse o quedarse dormido/a, pero con total consciencia de lo que está pasando a su alrededor. Con frecuencia ocurren también alucinaciones durante estos episodios.
A pesar de que la parálisis del sueño no afecta a las funciones vitales (como los latidos del corazón o la respiración), sí genera una sensación angustiosa y desagradable.
¿Cuáles son los síntomas más característicos?
Como hemos comentado, la parálisis del sueño no supone ningún riesgo personal para nuestra salud. Sin embargo, conocer y saber identificar los signos y síntomas puede ayudar a aliviar la sensación de angustia que genera. En concreto, se caracteriza por:
- Imposibilidad de moverse o hablar. Esta incapacidad de articular ningún movimiento suele durar entre unos segundos y unos breves minutos.
- En el 75% de los casos, se experimentan alucinaciones distintas a los sueños típicos. Pueden darse al quedarse dormido/a (alucinaciones hipnagógicas) o al despertarse (alucinaciones hipnopómpicas). Pueden ser de distintos tipos:
- Alucinaciones intrusas, que se caracterizan por la percepción de que hay alguien o algo en la habitación, como si alguien nos estuviera observando, pero sin poder verlo.
- Alucinaciones por presión en el pecho, que provocan una sensación de asfixia.
- Alucinaciones de que existe una fuerza (algo o alguien) que nos está empujando hacia abajo.
- Miedo al experimentar los síntomas anteriores.
¿Por qué ocurre la parálisis del sueño?
Para poder entender cómo y por qué ocurre la parálisis del sueño, primero debemos entender el funcionamiento y la progresión de las distintas fases del sueño. Para eso, recogemos brevemente las características de cada una en el siguiente gráfico:
Cuando ocurre la parálisis del sueño y, por tanto, la persona experimenta el despertarse y no poder moverse, se encuentra en la fase del sueño REM. En esta fase, nuestro cerebro se encuentra muy activo (ocurren los sueños y el procesamiento emocional). Sin embargo, nuestros músculos pierden el tono y, por tanto, nuestro cuerpo está inmovilizado.
Es decir, este fenómeno se daría al despertarnos durante la fase REM, de modo que tenemos la sensación de estar despiertos a la vez que la incapacidad de movimiento.
¿Cómo podemos evitar estos episodios?
La parálisis del sueño es algo muy frecuente (se estima que un 60% de la población podría llegar a presentar algún episodio). Aunque no se conocen las causas exactas, existen algunos factores que se relacionan con una mayor probabilidad de presentar estos episodios (no dormir suficiente, falta de horario regular y baja higiene del sueño, estrés mental, etc.). Por eso, algunos consejos para intentar reducir su aparición son:
- Disminuir el estrés: realiza una planificación que te ayude a organizarte y dejar tiempo para descansar, actividades al aire libre, hobbies para desconectar, …
- Realiza deporte. El ejercicio físico nos ayuda a estar activos y sanos, mental y físicamente.
- Mantén una adecuada higiene del sueño. Mantén una rutina de sueño, descansa suficientes horas, cuida el espacio donde duermes, …
- Ejercicios de relajación. Te ayudará a disminuir síntomas de estrés, ansiedad, depresión, …
- Curiosamente, parece que si evitas dormir boca arriba se evita su aparición.
En la mayoría de los casos la parálisis del sueño no es un problema grave. Sin embargo, si se tienen episodios de parálisis del sueño de manera frecuente y recurrente, puede llegar a interferir en nuestro funcionamiento (ya sea por el gran malestar y molestia, o por desarrollar ciertos pensamientos negativos que nos dificulten la conciliación del sueño y un adecuado descanso).
Es probable que la información y el conocimiento sobre ello ayude a identificarlo y resulte en sí mismo beneficioso. Si a pesar de ello, esta situación genera gran ansiedad, angustia y problemas en otras áreas, puede ser necesario contactar con algún profesional que te ayude a descubrir y abordar los problemas subyacentes que pueden estar contribuyendo a la intensidad o frecuencia de estos episodios.
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