Introducción

Hoy en día son muchas las personas que deciden acudir a un profesional de la psicología para identificar, gestionar y enfrentar las diferentes situaciones, problemas y dificultades que sufren en su día a día.

Sin embargo, aún existen multitud de ideas equivocadas sobre qué es la psicología, qué hace un psicólog@ y para qué sirve la psicoterapia, que estigmatizan y crean falsos mitos sobre el hecho de acudir a un profesional de la salud mental.

Estos mitos, junto con algunos sentimientos que se pueden generar en las primeras consultas de psicología (miedo, incertidumbre, desconfianza), pueden impedir que la persona logre dar el paso tan importante que supone pedir ayuda.

Por eso queremos analizar y aportar información que desmonten algunos de los falsos mitos más populares. Porque acudir a terapia psicológica es un acto de valentía y de amor propio.

 

 

Mitos portada sagüés psicología Oviedo

Mitos y creencias sobre la Psicología

“Yo no necesito ir al psicólog@, no estoy loc@”

Como defiende la Organización Mundial de la Salud (OMS) «la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades». Por tanto, igual que tenemos especial cuidado con la salud física, acudiendo cuando es necesario a un especialista (médico, enfermero, dentista, fisioterapeuta, …) ya sea por alguna cuestión grave que requiera intervención, o para realizar cualquier consulta o precisar información, al psicólogo va la persona que lo necesita (siendo muy variados los motivos y niveles de gravedad que pueden motivar la consulta). Dar importancia a las emociones, los pensamientos y/o los comportamientos significa que entendemos que la salud mental es fundamental para conseguir un bienestar total y una buena calidad de vida.

 

“Yo puedo sol@; ir al psicólog@ es de personas débiles”

Buscar ayuda especializada para prevenir, gestionar y resolver diferentes dificultades de la vida diaria es de personas conscientes, responsables e inteligentes. Todas las personas tenemos problemas; asumir que en ocasiones no tenemos la capacidad de resolverlos por nosotros mismos y requerimos de ayuda externa, implica una gran valentía.

 

“No creo en los psicólog@s”

La psicología, al igual que la medicina o la biología, es una ciencia con técnicas avaladas empíricamente. Es un estudio de la conducta y los procesos mentales (pensamiento, aprendizaje, emociones) de las personas a través de un método científico y riguroso basado en la evidencia.

 

“Lo que hace un psicólog@, lo hace un amig@”

No cabe duda de que la familia, los amigos y el resto de apoyo social es un factor protector frente a las distintas circunstancias y dificultades que nos puedan acontecer. Sin embargo, hablar de los problemas y desahogarse, aunque puede resultar aliviador, puede no ser suficiente (no soluciona el problema).

Acudir a terapia psicológica es algo más que charlar, desahogarse y esperar consejos. El psicólogo es un profesional del estudio del comportamiento que podrá evaluar las variables que influyen en el origen y mantenimiento del problema y, sobre esta base, podrá ayudar a la persona a encontrar las mejores estrategias de intervención que permitan modificar su situación.

Por supuesto, la persona implicada es la parte activa fundamental del proceso, es el protagonista, escuchando de manera activa e implicándose en la realización de las tareas propuestas para conseguir los objetivos terapéuticos. La terapia es, por tanto, un trabajo mutuo que requiere de esfuerzo y dedicación.

 

“El psicólog@ me dirá lo que debo hacer”

Como hemos comentado, la terapia es un proceso que requiere implicación de ambas partes. Es indispensable que la persona que acude a terapia mantenga un alto compromiso y una participación activa, con disposición a evaluar con objetividad sus conductas (externas e internas) y una actitud abierta al cambio. La labor del psicólog@ será la de ayudar en todo este proceso para que la persona pueda tomar decisiones.

 

“Me sentiré juzgad@”

Una de las principales habilidades del terapeuta es la de no juzgar a las personas. Además, el código deontológico que rige la profesión de los psicólogos establece que dichos profesionales deben acompañar a las personas en su proceso terapéutico con aceptación y apoyo incondicional, sin establecer ningún juicio ni opinión personal acerca de la vida, decisiones y/o conductas de las personas que acuden a consulta. Si no es así, estaríamos ante un caso de mala praxis, y el incumplimiento de las cláusulas de este código, podrán conllevar diferentes consecuencias profesionales.

 

Conclusión

Todavía existen muchas creencias en relación con la Psicología, la figura del psicólogo y la terapia psicológica. Es necesario aportar información verídica que permita romper y rebatir estos falsos mitos, normalizando la asistencia a estos servicios.

Acudir al psicólogo es un acto de amor propio y una decisión acertada cuando las circunstancias, dificultades y problemas que atravesamos nos superan, siendo incapaces de afrontarlos y gestionarlos, haciendo que el sufrimiento invada nuestras vidas.

 

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