La mayoría de las personas que acuden a una terapia psicológica lo hacen tras un periodo de tiempo que se caracteriza por una lucha constante contra sus propios síntomas y signos: pensamientos, emociones, recuerdos, ansiedad, depresión, malestar; creando, como veremos a continuación, un monstruo contra el que cada vez nos cuesta más luchar.
Este intento de control, lejos de conseguir el objetivo, genera un círculo vicioso en el que la mayoría de sus acciones se dirigen a reducir ese malestar, reduciendo otras actividades que se realizaban con anterioridad, lo que se traduce en un gran agotamiento (mental e incluso físico) y un incremento del sufrimiento.
La metáfora de la lucha contra el monstruo
¿Puede ser que tus problemas y dificultades (ya sea ansiedad, depresión, preocupación, culpabilidad, pensamientos negativos, …) se parezcan a una persona unida a un monstruo, donde existe un gran foso entre ambos? Sería como el juego de tirar la cuerda entre ambos, pero en este caso, si pierdes serás arrastrado a la profundidad del abismo y no habrá retorno. En esta situación, cuando el monstruo está relajado, tranquilo, durmiendo o descansando, eres capaz de mirarlo sin riesgo. Sin embargo, cuando el monstruo se despierta se hace insufrible e insoportable, y tiras con todas tus fuerzas de la cuerda para tirarlo al foso.
A veces, parece que al tirar de la cuerda el monstruo aminora sus fuerzas y se da por vencido. Pero no es cierto. A la larga, esta situación consigue hacer al monstruo más grande, fuerte y amenazante y tú cada vez estás más al filo del foso.
Es decir, tienes que estar constantemente pendiente de si el monstruo se despierta para, en ese caso, tirar de la cuerda. Pero cuánto más tiras, más fuerte tira él también, lo que hace que en ocasiones nos encontremos al borde del abismo.
De este modo, tú vida acaba reduciéndose a estar pendiente de la cuerda. Te gustaría poder dejar de vivir atado al monstruo. Pero esta condición no es algo que pueda elegirse ni cambiarse. Por tanto, sólo queda plantearse qué hacer en esta situación: puedes seguir atento constantemente a la cuerda, o puedes decidir soltar la soga y ver al monstruo.
Reflexión
Esta metáfora nos enseña como en diversas ocasiones, un control excesivo acaba siendo parte del problema más que solución de este. La lucha y los intentos de mantener a raya la ansiedad, la tristeza, los recuerdos y pensamientos negativos, las preocupaciones, … resultan ser poco eficaces. Todo ese esfuerzo es en vano, pues parece que el problema cada vez es mayor.
Este comportamiento responde a un proceso de solución de problemas muy lógico y efectivo en otros ámbitos: identificación, análisis, evaluación y puesta en marcha de las acciones oportunas y necesarias. Por ejemplo, cuando tenemos un dolor de muelas: vamos al dentista, nos tomamos un analgésico (o nos extraen la pieza) y terminamos con el dolor.
Sin embargo, los problemas relacionados con eventos privados (sentimientos, pensamientos, recuerdos) no responden a esta lógica. Son cosas que nos pertenecen, que son parte de nosotros. Por lo tanto, el “arreglo” no consiste en quitar o cambiar de sitio.
Es más, cuanto más intentemos “no preocuparnos por esto” o “no pensar en aquello”, tendremos más de lo mismo. Se da la paradoja que, para intentar evitarlo, debemos tenerlo más presente que nunca, no vayamos a “caer” en ello.
Tener una actitud más flexible con nuestras propias experiencias, sentimientos y pensamientos (a pesar de que puedan ser abrumadoras, tristes, ansiógenas o culpabilizadoras) nos permitirá aceptarlas, realizar cambios y continuar viviendo, centrándonos en otros aspectos de nuestra vida que realmente son importantes.
El monstruo seguirá ahí, pero así estarás seguro de que no te arrastrará al foso. Porque en lugar de luchar y tirar contra él, ahora sólo aceptas su presencia.
Puedes contactar con nosotros para solicitar una cita.
Puedes seguirnos en Instagram y Facebook.
- ¡Atreverse a ser un@ mism@! - enero 16, 2023
- Cantidad adecuada de regalos de Navidad - enero 2, 2023
- Notas de la primera evaluación, ¿y ahora qué? - diciembre 19, 2022