Con mucha frecuencia escuchamos a personas adultas afirmando cosas como “mi hijo/a es hiperactivo/a”, “está poco tiempo sentado/a” o “no para quieto/a”. Sin embargo, la hiperactividad es un trastorno que va más allá de la inquietud o el nerviosismo. ¿Quieres saber más sobre sus síntomas, cómo diferenciarlo de otras dificultades y su tratamiento? ¡Pues sigue leyendo!
La hiperactividad
El trastorno por déficit de atención y/o hiperactividad (TDAH) es un trastorno del neurodesarrollo; de hecho, es el trastorno neuro psicobiológico más frecuente en la infancia.
Signos y síntomas
Se define por un patrón constante de dificultades de atención y/o hiperactividad-impulsividad que resulta desadaptativo e incoherente con el nivel de desarrollo del pequeño/a, interfiere en su actividad diaria y está presente antes de los 12 años de edad (aunque no se puede diagnosticar antes de los siete años, puesto que ese es el momento en el que el niño/a puede llegar a concentrarse y controlar sus movimientos -no es casualidad que a esa edad es cuando se fija el comienzo de la escuela y el aprendizaje de la lectura-).
Las personas con TDAH tienen dificultades en el proceso madurativo normal de la región frontal del cerebro, que es la encargada de desarrollar y regular los mecanismos de autocontrol (atención, movimiento e impulsividad). Por ello, en el TDAH se observa una alteración de las denominadas funciones ejecutivas, es decir, de las capacidades cognitivas para fijar la atención, planificar y organizar una acción, recapacitar sobre las distintas consecuencias de las conductas e inhibir la respuesta automática, modificándola por otra más apropiada. Por tanto, algunas funciones, como la memoria de trabajo, la inhibición (motora, cognitiva y emocional), la atención (selectiva y sostenida), la planificación y la flexibilidad cognitiva, se encuentran alteradas en estas personas.
Diagnóstico y tratamiento
La mayoría de los casos suelen detectarse en la etapa infantil, entre los siete y diez años, principalmente porque es el momento evolutivo donde se aprecian dificultades adaptativas y en el rendimiento escolar del menor.
En los primeros años de vida (etapa preescolar) lo más llamativo son los problemas de conducta, mientras que en la adolescencia las dificultades suelen centrarse más en la autoestima personal y los problemas sociales, que se pueden unir al consumo de drogas, alcohol u otro tipo de problemas legales.
Tras realizar un diagnóstico riguroso (basado en información objetiva a través de cuestionarios realizados por los padres y por el profesorado, pruebas realizadas al propio niño/a, análisis de su comportamiento y la repercusión que ello está teniendo en su día a día), se deberá realizar un plan de intervención personal e individualizado. Es decir, plantear un tratamiento ajustado tanto a las características del niño/a, como de su entorno familiar, social y escolar. Un tratamiento psicopedagógico que incluya apoyos especiales en casa y en el colegio suele tener muy buenos resultados, aunque en algunas ocasiones es necesario combinarlo de manera puntual (ni sostenido en el tiempo ni de manera exclusiva) con un abordaje farmacológico.
Un diagnóstico precoz y una intervención temprana y adecuada van a influir de forma determinantemente positiva en su evolución.
Entonces… ¿Cómo diferenciar un TDAH de inquietud?
La respuesta no es sencilla. Distinguir entre algo que puede ser “normal” de algo patológico puede ser complicado, ya que la infancia es una etapa de desarrollo donde la inatención, impulsividad, hiperactividad y dificultades en la regulación emocional son comunes en la mayoría de las niños/as.
Como hemos comentado, el TDA-H es un trastorno con una base neurobiológica y, por tanto, sus síntomas se manifestarán en diferentes contextos (en casa, en el colegio, con los iguales,…). Además, existen diferentes subtipos dentro de este trastorno:
- Predominantemente inatento: presenta dificultades para concentrarse, pero no manifiesta un exceso de actividad.
- Predominantemente hiperactivo-impulsivo: presenta un exceso de actividad (constantes interrupciones, respuestas precipitadas, conductas por impulso,…).
- Combinado: muestra síntomas de ambas presentaciones.
Estos niños/as suelen presentar otros problemas asociados como dificultades en las funciones ejecutivas y de procesamiento de la información, frustración y agobio, problemas de aprendizaje o inmadurez en el desarrollo.
Sin embargo, los niños/as inquietos/as no suelen presentar estas dificultades. Su exceso de energía puede conllevar que en ciertas ocasiones no mantenga la atención, pero en general puede controlar sus impulsos y emociones, prestando una atención mantenida a cuestiones que son de su interés y manteniendo una conducta y comportamientos adecuados a los diferentes contextos (hogar, escuela, ámbito social).
Lo fundamental y más importante es conocer las conductas esperables según el nivel desarrollo del niño/a (en este caso, a partir de los siete años):
TDAH | Inquietud | |
– Bajo poder de concentración, fácil distracción
– Incapacidad de controlar sus movimientos constantes – Problemas de ansiedad, aprendizaje,… – Mayores niveles de frustración – Dificultades en conducta social – Manifestaciones en el ámbito escolar, social y/o familiar. Malestar significativo |
– Su conducta es parte de la exploración y el descubrimiento del entorno
– Mantiene la atención cuando algo le interesa – Distracción cuando no existe motivación – Energía/ vitalidad y momentos de calma – Movimiento y travesuras, pero no conductas violentas – Buenas relaciones sociales – Conoce los límites, aunque pueda desobedecer – No presenta un malestar psicológico significativo |
Conclusión
A pesar de que cada vez más se habla del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), sigue existiendo confusión en relación con el término. Es más, la popularización del tema ha conllevado un sobrediagnóstico que puede ser realmente perjudicial. Tener información validada sobre el tema resulta fundamental para, en el caso de sospecha de algún trastorno, acudir a un especialista que pueda orientar y valorar la situación problemática.
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