En la mayoría de los casos lo más recomendable es establecer, de forma inicial, una sesión por semana. De este modo, podremos realizar una adecuada valoración y un seguimiento más continuado de tu situación actual. Cuando ya tengamos encarrilada la intervención, con algunas pautas y según se vayan alcanzando ciertos objetivos, se irán espaciando las sesiones en el tiempo (pasando a una frecuencia quincenal, mensual, …). Esto es algo muy personal y concreto de cada caso, que iremos evaluando sesión a sesión entre paciente y terapeuta.
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