¿Qué es el efecto halo?
El efecto halo es un sesgo cognitivo (es decir, un fallo o error al interpretar la realidad) que consiste en, basándonos en una valoración positiva de un rasgo concreto de una persona/objeto/organización, generalizarlo al resto de sus características. Es decir, realizamos un juicio global partiendo de una primera impresión sesgada. Por ejemplo, si una persona es guapa, creemos que también será inteligente, buena y simpática.
Este efecto se refleja a la perfección en el dicho “la primera impresión en la que cuenta”. Y es que, efectivamente, las primeras cualidades y características que observemos en una persona influirán en el juicio final que haremos sobre ella.
Este efecto fue descrito por primera vez por Thorndike en el año 1920. Este psicólogo estadounidense realizó sus estudios en el ámbito militar, interrogando a una serie de oficiales del ejército sobre algunas cualidades de sus subordinados. El resultado fue una alta correlación entre la valoración de una característica concreta y la valoración global: realizaban valoraciones integrales positivas si el rasgo concreto observado era positivo y valoraciones generales negativas basándose en una cualidad no adecuada.
¿Por qué ocurre el efecto halo?
El hecho de evaluar varios elementos obteniendo sólo información de uno de ellos supone un “atajo” innato para nuestra percepción y nuestro cerebro. Como hemos visto, el efecto halo consiste en relacionar diferentes rasgos entre sí (por ejemplo, tendemos a asociar lo bonito con lo bueno, y primeras impresiones positivas con evaluaciones globales posteriores buenas). Esta simplificación nos permite hacernos una idea de los elementos que nos rodean sin necesidad de invertir gran cantidad de tiempo, esto es, supone un ahorro cognitivo muy eficaz en algunos casos, pero que puede llevarnos a error en otras circunstancias.
¿En qué nos afecta el efecto halo?
Las consecuencias del efecto halo se han estudiado y analizado en diferentes áreas, como la psicología, los recursos humanos o el marketing:
- El efecto halo en la publicidad. Cuando un producto es promocionado por una persona atractiva, el valor percibido del producto es mayor. Suponiendo que “lo bonito es bueno”, se transfiere esta característica del modelo al producto en venta.
Si además se trata de personajes famosos a los que se les atribuye unos valores y características positivas, éstas se traspasarán de nuevo al producto, que adquirirá unas valoraciones positivas inmediatas sólo por el efecto halo.
- El efecto halo en recursos humanos. En un proceso de selección de personal, el efecto halo podrá hacer que el evaluador se decante por un candidato u otro. Y es que alguna característica personal o profesional (positiva o negativa) puede prevalecer sobre las demás e incluir de manera determinante en el juicio final.
- La educación y el efecto halo. El profesorado tampoco está exento de este efecto a la hora de evaluar a su alumnado, fijándose en alguna característica sobresaliente para formarse una imagen global. Por ejemplo, ante un estudiante con una buena conducta se suele asumir que también es trabajador, responsable y comprometido (sin necesidad de haber pruebas objetivas de ello).
- La justicia y el efecto halo. Este es el ejemplo más llamativo de cómo puede influir el efecto halo. Los resultados ofrecidos por el estudio realizado por Efran en 1974 demuestran que las personas más atractivas obtienen sentencias a condenas más cortas que las personas poco atractivas, incluso habiendo cometido el mismo delito (un estudio más reciente de la Universidad de Cornell, publicado en 2010, también demuestra la relación entre personas atractivas y menor duración de la condena).
¿El efecto halo se puede evitar?
Ya sabemos que el efecto halo es un error de nuestro cerebro, de nuestra forma de interpretar la información del entorno. Aunque puede ser difícil evitar caer en estas “trampas”, si tomamos consciencia de este efecto disminuiremos los errores que conlleva. Evitar realizar juicios prematuros y apresurados (basados únicamente en una impresión parcial), hará que tengamos la posibilidad de obtener más y mejor información sobre los objetos de valoración, extrayendo conclusiones más acertadas.
Conclusión
El efecto halo es una tendencia a valorar el aspecto general y global por alguna característica concreta. Es importante considerar este sesgo, ya que nos puede conducir a conclusiones erróneas que podrían llegar a hacer daño a otras personas. De hecho, a partir del efecto halo se puede explicar por qué llegamos a juzgar a algunas personas sin conocerlas, incluso algunos prejuicios. Es importante considerar este efecto para poder vencer esa tendencia a simplificar las cosas a partir de una cualidad aislada y esforzarnos en obtener información suficiente para que nuestro criterio se base en certezas (y no en suposiciones).