¿Qué es la Disciplina positiva?

La disciplina positiva es una corriente educativa basada en la psicología de Alfred Adler y Rudolf Dreikurs -ambos psiquiatras austríacos del S.XX-. Años más tarde, en la década de los 80, fue promulgada por la psicóloga Jane Nelsen en su libro “Disciplina positiva” y en 1988 se publica “Disciplina positiva para adolescentes” (junto a la educadora Lynn Lott). Estos manuales han ido evolucionando con nuevos desarrollos hasta convertirse en la actualidad en un referente para padres y educadores.

Así, se trata de entender la actitud, la conducta y el comportamiento de los niños y niñas, para poder reconducirles y guiarles de una manera positiva, afectiva, firme y amable. La clave de la educación ya no es el castigo (ni la permisividad), sino el respeto mutuo entre las personas.

De hecho, las bases de la disciplina positiva son la comunicación, el entendimiento, el amor y la empatía.

 

¿Cómo se explica el “mal comportamiento” desde esta perspectiva?

Según los autores de este modelo, todas las personas necesitamos cubrir dos necesidades fundamentales para poder sentirnos felices y plenos:

  1. Sentimiento de pertenencia. Las personas somos seres sociables, necesitamos sentirnos conectados y cercanos a otras personas (comunidad, familia, escuela, etc.) que nos ayuden a satisfacer nuestras necesidades y garanticen nuestra supervivencia.
  2. Sentimiento de contribución. Al igual que recibimos de nuestro grupo, también necesitamos sentir que aportamos a través de nuestras opiniones, participación y ayuda a los demás. Esto es, sentirnos útiles.

Las conductas inadecuadas y el mal comportamiento serían manifestaciones de que los niños y niñas no consideran que estas necesidades básicas estén cubiertas: bien pueden sentir peligrar su supervivencia (por no cubrir alguna necesidad como afecto, protección, alimentación, …) o bien consideran que su opinión no es tenida en cuenta.

Sobre esta base, si existen conductas disruptivas en los niños y niñas (por no ver cubiertas sus necesidades de pertenencia y contribución), y éstas tienen como consecuencia reacciones de castigo, amenaza y reproches por parte de los adultos, no sólo no se estará solucionando la raíz del problema, sino que se estarán afianzando las dudas y miedos de los pequeños.

 

 

Por ello, debemos identificar la creencia y las razones que existen detrás de esas “malas actuaciones” (gritar, llorar, amenazar, ignorar, etc.), para poder cambiar esa creencia y no solo el comportamiento.

 

 

¿Cuáles son las características de una Disciplina positiva?

  1. Ayuda a los niños a tener una vinculación saludable. Sentir conexión contribuirá a cubrir sus necesidades de pertenencia e importancia: sentirse queridos, significativos e importantes. Algunos estudios han demostrado la importancia de esta conexión: la percepción del estudiante de pertenecer a la comunidad escolar reduce la presencia de comportamientos de riesgo social (estrés y ansiedad, consumo de tóxicos, conductas violentas, etc.) y conlleva mejores resultados académicos.

 

  1. Es amable y firme; respetuosa y alentadora a la vez. De nuevo, este aspecto está respaldado con estudios que muestran que los adolescentes que perciben a sus padres amables y firmes (es decir, padres que muestras interés y son exigentes a la par) presentan de nuevo menos conductas “problemáticas” (peleas, consumo de toxico, fracaso escolar, …)

 

  1. Es eficaz a largo plazo. Considerar las razones “escondidas” tras un mal comportamiento (pensamientos, sentimientos, decisiones del niño/a,… ) y poder ajustarnos y realizar cambios, es un proceso que lleva tiempo.

 

  1. Enseña importantes competencias sociales y de vida, considerando siempre los errores como oportunidades de aprendizaje. Enseñar habilidades y valores como respeto, interés por los demás, solución de problemas y cooperación, participación y colaboración, tiene un efecto protector. Es decir, el aprendizaje de estas habilidades actuará como “sostén” en ciertas circunstancias, disminuyendo algunos problemas de conductas y, por tanto, favoreciendo comportamientos exitosos.

 

  1. Invita a los pequeños/as a descubrir sus capacidades. A través de la capacitación y el aliento, se potencia el uso constructivo de las capacidades y fortalezas individuales y la autonomía.

 

¿Cómo conseguirlo?

La Disciplina Positiva aporta numerosas herramientas prácticas y flexibles para que los adultos incorporen en el proceso de educativo de los niños y niñas. A pesar de que recalca que no existen herramientas de crianza universales (no todas funcionan en todos los casos o de manera prolongada en el tiempo), sí existen unos principios uy pautas que guían este proceso:

  • Mantener el respeto por uno mismo y por el niño o niña. Preservar la dignidad y la calma.
  • Plantear metas a largo plazo. Desarrollar las competencias necesarias para la vida (habilidades sociales, emocionales y cognitivas) es un proceso gradual y extenso.
  • Utilizar el modelado y la práctica. Las circunstancias diarias con el escenario perfecto para que los niños y niñas aprendan, a través de la observación y la imitación, a establecer relaciones saludables y eficaces.
  • Centrarse en soluciones. Desarrollar habilidades de solución de problemas será más eficaz a largo plazo que establecer castigos.
  • Involucra a los niños y niñas en su propio proceso de aprendizaje mediante la colaboración y cooperación.

“Lo importante no es ganar a los niños sino ganárselos, para ello el adulto debe invertir tiempo en motivar y enseñar competencias esenciales para la vida” Rudolf Dreikurs.

 

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