Mañana, 30 de noviembre, es el Día Internacional de la Lucha contra los Trastornos Alimentarios. Como ya comentamos en una anterior entrada al blog Trastornos de la conducta alimentaria, los trastornos alimentarios son desórdenes complejos que afectan a muchas personas, espacialmente a mujeres jóvenes, aunque también a otros perfiles (hombres, niños o niñas, mujeres adultas, …)
De hecho, hoy entrevistamos a un chico de 29 años con diagnóstico de Trastorno de la conducta alimentaria. De este modo, desde Sagüés Psicología queremos promover, visibilizar, sensibilizar y ampliar la información y el conocimiento de estos trastornos que tanto sufrimiento generan.
¿Eras consciente de tener un problema? ¿Cuál fue el momento en el que decidiste pedir ayuda?
“Mis conductas que se identifican como propias de un TCA comenzaron a los 14 años, pero solo empecé a ser consciente del problema en todas sus dimensiones alrededor de los 21 años. Hasta ese momento estaba convencido de que el problema era únicamente la conducta de las purgas, y de que sería sencillo dejar de llevarlas a cabo. A los 21 años me di cuenta de que todo se había construido sobre una baja autoestima, inseguridades, y dificultades en el control de impulsos, entre otras cosas.
Decidí pedir ayuda con 26 años de edad, cuando llegué a la conclusión de que no podría mejorar más por mí mismo, y de que quería intentar cualquier otro camino que aumentase mis probabilidades de seguir mejorando.”
¿Quién te lo diagnosticó y cuánto tardaron en hacerlo?
“Una psicóloga de un gabinete privado al que acudí con 26 años fue la primera en tratarme. No me dio un diagnóstico como tal, pues ella era partidaria de no etiquetar. Un año después acudí a salud mental, a través de la seguridad social; donde me diagnosticaron TCA, además de ansiedad y rasgos de TOC.”
¿Qué tipo de intervención realizaste (realizas)?
“He estado en terapia psicológica, y he recibido tratamiento con antidepresivos relativamente suaves.”
¿Cómo te influyó (influye) en las relaciones escolares, laborales, familiares y amistades?
“En el trabajo y en mi etapa académica no ha interferido demasiado (más allá de la dificultad que conlleva encontrar la motivación o adquirir disciplina en momentos en los que el estado de ánimo sufre caídas bruscas).
Respecto a las relaciones con la familia, amistades, o personas convivientes, es un tema que dificulta el día a día por las discusiones que tienen que ver con la alimentación y todo lo que gira en torno a ella, además de la intranquilidad que uno vive al estar continuamente escondiéndose o mintiendo para llevar a cabo las conductas compensatorias/de purga.
En las relaciones de pareja genera grandes inseguridades, al pensar que el físico que uno tiene no es lo suficientemente atractivo o deseable.
Por último, una dificultad añadida es el hecho de que las personas cercanas, cuando les hablas de tu situación, muchas veces no entienden o no aceptan tus conductas tóxicas. Eso genera conflictos, en varias ocasiones terminan en reproches y reprimendas. Además, ellas sufren mucho al ver que tú no eres capaz de superar el trastorno.”
¿Qué sentías/pensabas (sientes/piensas) cuando comes?
“Casi en todos los momentos en los que como algo, pienso en si lo que estoy comiendo me “sobra” o no. Normalmente pienso que no debería comer tanto y que debería restringir las comidas.
Aun así, muchas veces, por culpa de esa restricción autoimpuesta, acto seguido acabo comiendo de manera descontrolada. Después de eso vienen los sentimientos de frustración por no poder controlar el impulso de comer, la ansiedad por haber comido más de la cuenta, y las ganas casi incontrolables de llevar a cabo conductas para “compensar” el exceso de comida ingerida.
En las ocasiones en las que no como más de la cuenta, se mantienen pensamientos de duda o de intranquilidad por si efectivamente me habré pasado de cantidad o no.”
¿Te ha costado mucho esfuerzo en terapia “revertir” el problema?
En terapia he conseguido mejorar, sobre todo, la parte del control del impulso de ingesta de comida, las conductas compensatorias (en mi caso, purgas y ejercicio excesivo). Para realizar estas mejoras, yo solamente necesité de 5/6 meses de terapia, asistiendo a unas 3 sesiones mensuales de 1 hora de duración. También me llevaba “deberes” a casa para asimilar y automatizar las estrategias que me proporcionaron en terapia.”
¿Tu situación “se cura”? ¿Te sigue afectando en tu día a día?
“En ocasiones se puede superar casi por completo. Mi caso no es fácil, porque tengo muchas conductas y pensamientos automatizados después de muchos años de vivir con el trastorno sin intervención.
Me sigue afectando en el día a día, pero menos que hace años. Entre los 16 y los 21 años tuve épocas en las que realizaba atracones y purgas entre 2 y 5 veces al día, durante meses consecutivos. Actualmente esas conductas han disminuido hasta ser casi anecdóticas. Tengo secuelas en mi salud física (desgaste de piezas dentales, mala absorción y digestión de ciertos nutrientes, irritación crónica en la garganta, alteraciones puntuales en el ritmo cardíaco, etc.) que por suerte no han sido letales, pero soy consciente de que en muchas personas sí han llegado a serlo. Sigo teniendo una visión distorsionada de mi cuerpo; viéndome muy bien físicamente en el espejo cuando paso 2 o 3 días seguidos “haciendo las cosas bien”, y viéndome muy mal en el espejo cuando me paso con la comida, aunque sea solo 1 día. Además, continúo dándole una importancia excesiva a la imagen corporal, y todo lo que tiene que ver con la comida y la imagen corporal sigue ocupando todos los días una enorme parte de mis pensamientos.”
¿Qué aconsejarías a alguien que pudiera o estuviera pasando por una situación similar a la tuya?
“El consejo que le daría a casi cualquier persona es que hable del tema con alguien de su confianza lo antes posible. Si conoce a alguien que haya pasado por una situación similar, perfecto, y si no con algún/a amigo/a de confianza. Aparte de eso, que se ponga en contacto con profesionales de la psicología que le ayuden a adquirir estrategias para vivir mejor con su trastorno o, si es posible, superarlo.”
Esperamos que tus palabras puedan ser de utilidad para conocer más sobre esta dura y frecuente realidad, ayude a reconocer algunas señales de alarma y anime a la gente que se encuentre en una situación similar a pedir ayuda. ¡GRACIAS POR TU TESTIMONIO!
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