Trastornos del Espectro Autista
El 2 de abril se celebra el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo con la finalidad de optimizar la calidad de vida de las personas que presentan este trastorno (tanto población infantil como adulta).
En realidad, la expresión correcta para referirnos a estos trastornos es el de Trastornos del Espectro Autista (TEA). Se utiliza este término para referirnos a un abanico amplio de formas de manifestarse y gravedad que anteriormente se consideraban independientes y se diagnosticaban por separado como el Autismo, el Síndrome de Asperger, el Trastorno Desintegrativo Infantil y formas no especificadas de Trastornos Generalizados del Desarrollo.
Lo que tienen en común todos ellos, es que presentan una alteración en el desarrollo del cerebro que puede provocar problemas sociales, comunicacionales y conductuales, que comienzan en los primeros años de la infancia y se mantienen durante toda la vida. Es un trastorno crónico, es decir, no existe cura para ello, aunque con un tratamiento intensivo y temprano se puede reducir el impacto y la interferencia.
Signos y síntomas
Las personas con Trastorno del Espectro Autista suelen presentar dificultades en las habilidades sociales, emocionales y de comunicación. Además, suelen tener centros de interés muy restringidos y rigidez mental (les cuesta adaptarse a cualquier tipo de cambio). En general, las manifestaciones comienzan en la niñez y duran toda la vida. Cada persona presentará una combinación única de síntomas; la gravedad de la afectación dependerá del nivel de deterioro y las dificultades que suponen en su capacidad para desenvolverse en el día a día.
En concreto, los déficits en la comunicación e interacción social se manifiestan en diversos contextos en alguna de las siguientes formas:
- Parece no escuchar y en ocasiones no responde a su nombre.
- No suele mantener contacto visual y carece de expresión facial.
- Dificultades en el habla. Puede repetir o imitar palabras o frases.
- Dificultades para mantener y/o iniciar una conversación.
- Tono peculiar o ritmo anormal.
- No parece entender preguntas o indicaciones simples.
- Dificultades para expresar emociones y sentimientos propios y problemas para identificar y comprender los sentimientos de los demás.
- No suele señalar ni traer objetos para compartir sus intereses (ni mira cuando otra persona los señala).
- Tiene dificultad para reconocer señales no verbales (expresiones faciales de otras personas, posturas corporales o tono de voz).
- Dificultades para adaptarse a cambios en las rutinas.
Además, presenta patrones restrictivos y repetitivos de intereses, actividades o comportamientos, por ejemplo:
- Realiza movimientos repetitivos (balanceo, giros o aleteos con las manos).
- Desarrollo de rutinas o rituales específicos. Excesiva inflexibilidad de rutinas o patrones, con gran alteración al mínimo cambio.
- Problemas con la coordinación o patrones de movimientos extraños (como caminar en puntillas), y lenguaje corporal extraño, rígido o exagerado.
- Fascinación visual por las luces, el movimiento o los detalles de un objeto (como las ruedas que giran en un coche de juguete).
- Hipersensibilidad a la luz, el sonido o el contacto físico, pero puede ser indiferente al dolor o la temperatura.
- No existe participación ni interés en juegos de imitación o de simulación.
- Interés muy restringido y fijo con un objeto o una actividad con una intensidad o concentración anormales.
- Preferencias específicas con respecto a los alimentos, como comer solamente unos pocos alimentos o no comer alimentos con una determinada textura.
Causas del autismo
Los Trastornos del Espectro Autista no tienen una causa conocida y se presentan en todos los grupos raciales, étnicos y socioeconómicos, si bien es cierto que es más frecuente en niños que en niñas (4.5 veces más). Es probable que existan diversas causas, incluidos factores ambientales (en la actualidad diversos estudios abordan la relación de estos trastornos con algunas infecciones virales, medicamentos, complicaciones durante el embarazo o los contaminantes del aire), bilógicos y genéticos (diversos genes parecen estar relacionados con estos trastornos, como el síndrome de Rett o el síndrome del cromosoma X frágil, así como diversas mutaciones que suceden de manera espontánea).
Intervención
En la actualidad, no existe ninguna manera ni de prevenir el Trastorno del Espectro Autista ni de curarlo. Sin embargo, una intervención y tratamientos tempranos pueden mejorar de manera significativa el desarrollo de estos niños, ayudándoles a aprender distintas destrezas y habilidades fundamentales para un desempeño funcional: apoyo para el desarrollo del lenguaje, motricidad e interacción de manera adecuada con otras personas.
Por ello resulta fundamental una detección precoz y una atención, intervención y apoyo individualizado que precisarán a lo largo de su vida.
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