En la actualidad, el cáncer supone (según datos de la Organización Mundial de la Salud) una de las principales causas de mortalidad en el mundo. El aumento de la población, su envejecimiento, la exposición a factores de riesgo (como el alcohol, el tabaco o el sedentarismo) y las mejoras en su detección precoz son algunos de los factores que pueden estar influyendo en el aumento de casos de cáncer que se han registrado en los últimos años. A pesar de las elevadas cifras, es importante destacar que también se han incrementado las tasas de supervivencia. Sin embargo, aún queda mucho por mejorar en la atención psicológica de estas personas.
El impacto psicológico
La noticia del diagnóstico de un cáncer supone un gran impacto psicológico, tanto para el propio paciente afectado como para su familia y personas cercanas. Este hecho supone un gran cambio en la vida y en la rutina de todas esas personas, y el enfrentamiento de multitud de situaciones estresantes (diagnóstico, tratamiento, efectos secundarios, …). El diagnóstico es sólo el comienzo de un largo camino que puede durar meses e incluso años, y que supone un gran sufrimiento psicológico (al que pocas veces se les da la importancia y el tratamiento que debería).
En cifras, se estima que en el 30% de los pacientes diagnosticados de cáncer presentan algún trastorno psicopatológico, siendo el más frecuente la depresión. Todo ello puede llegar a complicar aún más el ajuste a la nueva situación y la adherencia y eficacia al tratamiento.
Pero no sólo ellos sufren el impacto psicológico. La mayoría de los familiares, cuidadores y acompañantes de estos pacientes también presentan algún tipo de sintomatología psicológica (depresión, ansiedad, fatiga, trastornos del sueño, etc.).
Ante esta realidad, ¿qué podemos/debemos hacer? La psicooncología
El enfoque debe cambiar: de centrarse de manera exclusiva en la enfermedad y su asistencia médica, a un planteamiento centrado en el paciente de forma integral, abordando tanto los aspectos físicos y médicos, como los aspectos psicológicos, sociales, de calidad de vida y de los derechos de las personas.
La psicología oncológica es una rama de la psicología que se encarga de estudiar y aportar apoyo psicoterapéutico a los pacientes con cáncer y sus familias, aportando las estrategias y herramientas necesarias para hacer frente tanto al diagnóstico, como a todo el proceso que viene después. De este modo, la terapia psicológica puede ayudar a mejorar el estado emocional y la calidad de vida, así como a reducir los signos y síntomas de ansiedad y depresión en cualquier etapa de la enfermedad: diagnóstico, tratamiento, período de supervivencia, recaídas, fase final de la vida o duelo.
Algunos de los aspectos que pueden abordarse son:
– Afrontamiento de la enfermedad
– Recepción del diagnóstico
– Estrés, ansiedad y/o miedo
– Depresión
– Técnicas de relajación
– Hospitalización y fase de tratamiento
– Efectos secundarios de los tratamientos
– Gestión del malestar y el dolor
– Cuidados paliativos
– Pérdida y duelo
Existen diversas modalidades para realizar esta intervención, siendo ambas eficaces y dependiendo de las necesidades y preferencias personales:
– Psicoterapia individual, para comprender y modificar patrones de pensamiento y conducta.
– Psicoterapia en grupo que permite, además de mejorar el conocimiento y el afrontamiento de la enfermedad, mejorar la estabilidad emocional y fortalecer la percepción de autoeficacia, ofrecer y recibir apoyo emocional y resolver problemas en grupo con personas en una situación similar.
Conclusión
Un diagnóstico de cáncer lleva asociadas muchas pérdidas a nivel individual, profesional y familiar. Supone un gran shock psicológico y afrontar muchas nuevas circunstancias y miedos. Ante esta situación, se hace necesario una atención integrada que ayude no sólo a la persona (y su familia) a afrontar la enfermedad, sino también a aceptarla y trabajar el impacto psicológico para mantener el bienestar y equilibrio emocional.
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